domingo, 7 de febrero de 2010

La Teta cuestiona


Desde antes de su estreno “La teta asustada” ya concitaba la polémica. Muchos la tildaron de exótica, provocadora y hasta racista. No han faltado incluso quienes dicen que da una visión falsa del país. Nada más equivocado. La película muestra la pobreza existente, la exclusión y la violencia sexual ejercida contra mujeres durante el conflicto interno, temas inocultables. Además hace patente otra verdad: la insensibilidad de ciertos sectores ante el drama que vivieron miles de peruanos.

Por Raúl Mendoza

Un arenal en la pantalla

El escenario de ‘La teta asustada’ fue escogido por Claudia Llosa porque tenía los elementos habituales del mundo migrante urbano: escenarios desolados contrapuestos muchas veces al paisaje bucólico que se dejó atrás, construcciones precarias y siempre inacabadas, cerros áridos que poco a poco empiezan a habitarse, incluso solitarias escaleras que los cruzan. En Manchay, un asentamiento humano al sur de Lima con 70% de su población en extrema pobreza y el 90% subempleado o desempleado, la cineasta construyó “un universo hiperrealista” –según varios críticos de cine– que cuenta el trauma de Fausta, el personaje principal, pero también pone en pantalla todas las carencias que se viven en un lugar así. “Los que cuestionan el film son aquellos que quisieran ser muy occidentales, muy europeos, y jugar a que somos un país muy globalizado, muy moderno y que todo es como Larcomar”, dice el dramaturgo Eduardo Adrianzén. A ese grupo de gente le llega altamente la película y le fastidia que además sea exitosa. “Sin embargo allí está Manchay y sus personajes, como símbolo de la realidad que viven millones de peruanos”, agrega. En verdad Manchay es una síntesis de la barriada en Lima: falta de servicios básicos, atraso escolar, desnutrición y otros problemas.

Aunque a algunos sectores les preocupe “cómo nos van a mirar en el extranjero”, la película –con las licencias que le franquea el arte– habla de una realidad presente en el Perú de los últimos años. Según cifras recogidas por el urbanista Wiley Ludeña, cerca del 50% de la población peruana vive en barriadas como la del film, con paisajes casi lunares y alejadas del verde “porque allí no lo consideran para el espacio público”. Sobre el tema hay una frase certera del mismo experto: la capital es “una gran megabarriada con pequeñas porciones de ciudad consolidada”. Algo de eso aparece en el film y les molesta a muchos. Para un sector de la sociedad peruana que insiste en que vamos camino al primer mundo, “La teta asustada” es un espejo en el que no se quieren ver y no quisieran una historia de ese tipo en los ojos del mundo. ¿Se aprovecha Llosa de la pobreza para vender su historia, como han dicho algunos? Para Adrianzén no hay tal cosa, “Llosa encuentra una realidad distinta de la que a otros quieren vender”. Esa misma realidad desoladora está presente en otra cinta peruana como “Días de Santiago”, donde la barriada y el trauma post conflicto también aparecen.

Una sociedad de post guerra

La película de Claudia Llosa golpea desde la escena inicial. Con la pantalla en negro se escucha una voz que canta en quechua y lo que dice son verdades amargas. Es una mujer que en el pasado fue detenida por las fuerzas armadas, que fue violada y obligada a presenciar el asesinato de su esposo. Y que, años después, hace memoria. Su hija Fausta, la protagonista de la película, ha crecido compartiendo ese trauma. Según el antropólogo Ramón Pajuelo, investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el mal tiene una presencia real en las zonas donde se vivieron los hechos de mayor violencia durante el conflicto armado. “Lo que presenta ‘La teta asustada’ es lo que algunos antropólogos llamaríamos las ‘penas del alma’ que la sufren las personas que vivieron sucesos de violencia, entre ellos violaciones sexuales, y que ellos llaman ‘llaquis’. En la ideología campesina esa pena es transmisible a los hijos. El tema es que como no son males visibles como los del cuerpo, no se les presta atención”.

El experto también señala que “todo el Perú es una sociedad de post guerra” y los traumas están más presentes en las regiones de la sierra sur donde estuvieron la mayores acciones de violencia durante el conflicto armado que vivimos. “En ese sentido la película muestra de manera brillante, a través de la historia de una mujer, una realidad que está presente pero invisible en nuestra sociedad”. La Comisión de la Verdad y Reconciliación ha documentado esos abusos sexuales: el total de casos reportados es de 538, de los cuales 527 víctimas fueron mujeres. La CVR pudo constatar que los principales responsables fueron las fuerzas contrasubversivas: el 83% de las violaciones sexuales fueron acciones perpetradas por agentes del Estado. El porcentaje restante es responsabilidad de Sendero Luminoso y el MRTA. “A pesar de que las cifras recogidas no muestran la magnitud del problema, los relatos nos permiten inferir que las violaciones fueron una práctica común y bastante utilizada durante el conflicto”, dice la CVR. De eso habla “La teta asustada” y por eso el gobierno, sectores de la derecha más retrógrada, y sus voceros oficiosos siempre han tenido reparos con el film. Algunos bloggers han recordado que el 2009, mientras Alan García recibía a Kina Malpartida en Palacio, a Claudia Llosa solo le rindieron un discreto homenaje las autoridades del INC.

Una visión para la violencia

Cineastas consagrados y no tanto han aplaudido la nominación de la cinta, pero también han destacado el pulso firme de Claudia para contar una historia de forma creativa. Sobre el tema, Jorge Valdez, sociólogo y creador del blog de cine, historia y violencia política “La Bitácora de Hobsbawn”, señala que “lo que diferencia a ‘La teta asustada’ del resto del cine que se ha hecho en el Perú es el lenguaje cinematográfico. “Es una gran alegoría visual anclada en la realidad, pero que a la vez la supera. El poder del cine es que logra dar gran cantidad de información a través de imágenes”. Para Valdez otro gran valor de la cinta, más allá de sus aspectos formales, es que nos ha puesto a reflexionar sobre las consecuencias de la violencia sexual contra las mujeres durante el conflicto armado en el Perú. “Muchos que cuestionan el film dicen que esos temas ya están resueltos, pero está claro que no es así”, explica.

Además de traer un aire nuevo al cine nacional, la película también es la confirmación de que hay una generación de recambio en el cine nacional. Otro joven cineasta es Josué Méndez, cuya ópera prima “Días de Santiago” fue multigalardonada y también aborda el tema de la violencia política. Al respecto, no han faltado en el cine peruano quienes traten sobre lo que nos ocurrió en la década del 80 cuando Sendero Luminoso inició su lucha armada, ya sean jóvenes o consagrados. Fabrizio Aguilar también ha tocado el tema de la violencia en las dos cintas que ha filmado. Algunos más también lo han hecho aunque con dispares resultados.

Mostrando lo oculto

“La teta asustada” es una película muy original por la forma como trata el tema de la violencia y la manera de relatar la historia. Me parece importante que se destaque la violencia contra la mujer durante la época de la violencia política, que se visibilice, que no se oculte. Lo peor que puede pasar en una sociedad es negar su historia. Y esta película contribuye a que ese pasado que muchos quieren ocultar se muestre. Los comentarios que dicen que se muestra un país atrasado me parecen realmente absurdos ¿cómo queremos presentarnos? ¿como lo que no somos? Tenemos que ser transparentes. En todo caso debería haber más apoyo al cine, para que haya más expresiones, mayor variedad de puntos de vista, por si a alguno le parece que en este caso se trata de una mirada sesgada. La película tiene unidad expresiva, es decir, importantes ideas de fondo expresadas de la mejor manera. Es una película muy bien pensada y muy bien hecha.

Giovanna Pollarolo
Escritora y guionista de cine

Una película muy exigente

Rescato la originalidad de la historia, la autenticidad y la fuerza con que expone una situación tan dramática como la que vivieron muchos peruanos durante los años de la violencia. Rescato la recreación de este universo hiperrealista, su estilo cinematográfico, la escenografía, que le da una belleza plástica al film. A nivel cinematográfico, Llosa ha construido una película muy exigente para un espectador normal. Como alguien que entiende de cine he disfrutado mucho de un film construido para hacer reflexionar al espectador sobre la historia que se va tejiendo. Como que a uno lo va taladrando la parte emocional. La película es sobre los estragos de la violencia, pero también sobre la exclusión. Es una historia de personales marginales en nuestra sociedad, afectados, con miedo, pero camino a su liberación.

Alberto Durant

800 mil dólares costó ‘La teta asustada’. Menos de la cuarta parte fue dinero de Conacine y el resto lo proporcionaron productoras españolas.
470 mil soles es el monto del premio que otorgará este año el Conacine a cada uno de los cinco proyectos ganadores de su concurso de largometrajes.


http://www.larepublica.pe/domingo/07/02/2010/la-teta-que-cuestiona

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