Que les duela más, destetados
Algunas reacciones ante la nominación de la Teta Asustada al Óscar 2010 es una siesta de perros, repi, figurita yala, una bajeza de algunos aguafiestas sin sustancia que ya se habían incendiado como bonzos cuando la misma ganó el Oso de Berlín. Esos peruanos, en este día contento y nacional, aunque no lo crean, existen. Son como parásitos, se reproducen en un sarro camaleónico según el sol que les da en la boca. “O sea, si se alegran todos, yo jodo”, ese es su rebote psicológico que hacen fe de su envidia, tristeza, melancolía peruana, nostalgia frutera cebichera, su frustración colapsada, su resentimiento y mezquindad gregaria de un sueño balsero. Alguien les llamó “llorones” (esa tribu que nace desde las aulas como los bacanes, se creen punks, pero sólo llegan a panconpaltas). ¿Qué dicen estas pobres mentes allanadas por el tractor de su suerte? Pues desmerecen a Magaly Solier y compañía con todo tipo de discriminaciones y me hacen recordar a un director de diario. Se creen contracorriente al decir a la muchachada los puntos menos, según ellos son antisistemas (es una moda, eh?), pero caen en imprecisiones nerviosas; para empezar, no tienen ni idea de lo que esto significa históricamente para el cine peruano, ey, boy, es una película que triunfa, ¿roza tanto la espalda? De los labios de Anne Hathaway, la Teta caló, como un grito al Estado peruano para demostrar que con cultura se puede llegar más allá que cualquier TLC. Felizmente que son sólo algunos, islas, se parten como avellanas bajo llanta de 73. A esos palomillas de ventana, a esos anarcos sin sábana que la de una de Mickey Mouse grasiento, les haría ‘el escorpión’ de René Higuita, pero con sus cabezas -en vez del balón-. Son iguales a esos actores que ningunean alguna vez a la Solier por no ser de su círculo o no haber ido a sus escuelas de teatro. Viva todas las tetas nacionales, leidis y broxers, y que se sirva mucha leche este 7 de marzo, el día de la premiación.
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