Está en la ruta que sigue la empresa de buses “Los Chinos” antes del paradero 200 millas en Villa el Salvador. A veces pasó por allí en dirección al colegio y el sitio me atrae, pero no estoy dispuesto a entrar (al menos solo) de nuevo. Ese lugar puede ser identificado.
Vine de provincia para casarme – la que ahora es mi esposa trabajaba aquí – como no tenía donde estar, mis colegas (ex compañeros de estudios) me ofrecieron la casa en la que vivían. (Un modulo). Yo llegue antes de navidad y me quedé hasta inicios de marzo.
La primera noche en la casa sentí dos golpes consecutivos en la pared que hace frontera a la calle, no les hice caso, eran como las 10 de la noche.
La segunda noche sentí - otra vez - dos golpes en el mismo lugar como a la misma hora, pensé que alguien me llamaba, pero no me asomé.
La tercera noche volví a sentir los dos golpes en la pared, lo asocie con códigos de pandillas, con borrachos, delincuentes que querían mi atención.
La siguiente noche escuché de nuevo los dos golpes en la pared, eran apagados pero enérgicos, golpes secos, nudillos contra cemento, bien definidos, no era posible confundirlos. La hora; entre las 10 y 11 de la noche. Para ese momento hacía todo tipo de especulaciones.
Esa semana los golpes se sucedieron cada noche y descarté todas las hipótesis, los golpes se repetían con disciplinada constancia, podían producirse en cualquiera de las cuatro paredes o en el techo, invariablemente entre las 10 a 11 de la noche, me acostumbre a ellos, al principio los esperaba, luego se convirtieron en irrelevantes. Estando siempre solo, nunca tuve miedo, aunque ahora me erice al contarlo.
Cuando dejé la casa le confié lo vivido a Tulio y supe que mis tres colegas habían tenido allí experiencias espeluznantes.
Uno de ellos despertó de noche y vio a un hombre sentado en el centro de la habitación en la penumbra. Mi colega abandonó la casa fuera de sí.
Alguien que roncaba fuertemente a su lado sacó a otro de mis colegas de su descanso. Cuando entre sueño y la vigilia, recordó que -era sábado para domingo- los demás habían viajado, la puerta estaba cerrada por dentro, él no había abierto a nadie, y trata de averiguar quien lo acompaña, no ve a nadie.
A Carlos lo encontré a fines del 2008 y tuve su testimonio después de más de 10 años (en muchas ocasiones nos encontramos entre esas dos fechas) le pregunté directamente por la casa.
Su reacción fue de terror, “está embrujada” y “no regreso nunca más allí”. Acostado él de día, una sombra, una forma fantasmal, un espectro (lo que sea) salió de la pared y lo atenazó entre sus brazos. Su hermana- de visita - también fue espantada, dos manos invisibles intentaron ahorcarla.
¿Por qué yo no recibí un susto de muerte como los demás?
En ese lugar o en su entorno cercano, sin duda, debe existir algún compuesto químico, que causa alucinaciones. Por supuesto los efectos no pueden ser iguales en todos ¿Qué tipo de compuesto podrá ser y cuál su concentración, su vía de salida y su naturaleza?
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