sábado, 19 de diciembre de 2009

Tiempo de notas



El colegio es un safari donde
nadie dispara a las manadas
llueve plomo contra las gacelas perdidas.

Si los colegios fueran sinceros tendrían una horca en la entrada. Allí colgarían a

los insumisos
los singulares,
los brillantes sin método
los sospechosos distraídos,
los que no ven “Al fondo hay sitio”,
los que no, los que no otra vez.

Diciembre es el mes de la matanza escolar.

Allí mueren, a notazos y a veces a patadas, muchas de las personalidades que nos habrían hecho mejores.

Allí, entre notas azules y aplausos mediocres, prosperan las memorias esforzadas, las medianías chanconas, las monas de seda.
el sentido común, establece quién es mansa paloma y quién hereje a quemar.
llueve el plomo en forma de notas rojas
la cárcel gobernada por maestras bigotudas se llena de repitentes.

Los maestros castigan
los padres desesperan.
padres y maestros forman el dúo perfecto:
el maestro encarna la norma decapitadora,
el padre representa el miedo.
La norma y el miedo son la misma cosa.
están al servicio del colectivismo brutal.
La norma amenaza a todo aquel que es diferente.
el miedo del padre es que el hijo repita el año
La norma empaqueta la mercadería y la lanza al camión de reparto.

Si no te prestas a los ritos de la estupidez masiva
Si no te prestas a las exhibiciones mnemotécnicas
Si no estás en el coro de las fechas inútiles y las biografías inservibles

viene el maestro que no ríe hace años o la maestra que da risa hace siglos y te da con un palo y con un rojo te mata las vacaciones y con otro rojo te jode febrero.

Hay flojos y brutos pero de ellos no estoy hablando.

hablo de las ovejas negras que se salen del corral para vagar a solas.
las que hacen preguntas raras
las que parecen estar en otra cosa.
las promesas que los colegios persiguen hasta su domesticación.

Nunca he visto más rabia ni más envidia que la que se dirige a
la chica que marcha a destiempo pero lee libros que valen la pena,
al chico que no sabe quién dijo tal cosa pero ha leído a Moro.

Quien sobrevive al colegio con la locura más o menos ilesa
Quien sobrevive al colegio con la imaginación sin castrar
es un héroe de la resistencia.

Si el colegio no sirve para amparar lo que parece inútil,
lo que no es práctico
el arte
la reflexión pura
la inquietud disparada en cualquier sentido
¿entonces para qué sirve el colegio?
Para ensamblar gerentes, televidentes, taurófilos, gente que lee la prensa de fútbol y cree que se está enterando

Al final de la secundaria debería haber cursos para
aprender a pensar,
aprender a dudar,
aprender a armar el rompecabezas que no quieren que armemos;
aprender a sospechar
el descrédito de las especialidades
atreverse.

Lo que más teme el fascismo pedagógico es al humanismo integrador.
El humanismo da perspectiva crítica
El humanismo da singularidad de la que pueden nacer rebeldías:
La perspectiva crítica y la singularidad son los enemigos de la educación formal.

Al diablo con las notas
cuando quien las padece está por encima del sistema
cuando quien las inflige está por debajo de cualquier expectativa razonable.


http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/tiempo-de-notas_51116.html









algo muy malo le estamos haciendo a nuestros niños, no hay otra explicación, resulta difícil saber qué o quién

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