domingo, 3 de enero de 2010

¿Me entendieron, queridos profesores?

Mi formación escolar estuvo a cargo de agustinos, nos decían que la comunicación debía ser clara, concisa, concreta, ir al punto.

Muchas personas usan para terminar una conversación la frase: ¿me entendiste no?

Si hemos puesto el máximo interés en hacernos entender la frase resulta inútil, usarla a menudo revela un esfuerzo de comunicación despreocupado o desganado.

Cualquiera sea nuestro nivel educativo pareciera una necesidad el hablar enredado, mucho, dar mil vueltas, creemos que nos hace ser más interesantes, importantes, con poder.

Un abogado, responde a su cliente: “mire amigo, hemos presentado un nuevo recurso añadiendo un otrosí que corre por cuerda separada a fojas treinta y uno”;

un médico: “…mire usted, tiene inflamados los ligamentos faringeoepiglóticos lo que presiona la membrana critotraqueal y ocasiona el dolor reflejo al hablar…”.

Políticos, economistas, mecánicos comunicadores, todos o casi todos hablamos así o aspiramos a hablar así, en difícil, adornándonos, queremos manejar una o dos palabritas difíciles o rebuscadas para sentirnos importantes. Un impulso irresistible nos hace utilizar muchas palabras para expresarnos.

Miguel Gila, contaba que, cuando había que traducir del español al inglés, llevamos un discurso y salíamos con un refrán.

Este hablar demasiado ha instalado en nosotros inútiles expresiones: “…lo que es”, “en todo caso”, “lo que significa”, “tenemos un Perú, un Venezuela, un Chile” y demás rellenos.

Queridísimos profesores, desterrar el ejercicio de dar vueltas para decir algo, decir lo justo y de la mejor manera, procurando hacernos entender por el otro,

http://www.diariolaprimeraperu.com/online/columnistas/me-entendiste-no_53804.html


Jaime Lértora tenía un programa de TV, no quiero acordarme si allí aplicaba lo que ahora demanda.

se debe precisar la importancia del barroco en América y especialmente en Perú. Es el barroco en la cultura, -y en el habla, peruana y latinoamericana- la que nos hace decir (el ejemplo no es mío):
- ¡por favor, señorita, tenga usted la bondad de traerme una taza de café!

En lugar de decir, como lo hace un español
- un café.

1 comentario: