viernes, 5 de marzo de 2010

Carta al Director



Señor Director

El día de ayer fui testigo como unos pandilleros (pirañitas por ser jóvenes y delincuentes) golpeaban impunemente a un mototaxista (seguramente también joven) frente al colegio, lo hacían ante la mirada (divertida) de algunos estudiantes. Estos estudiantes se encontraban en la puerta del colegio y frente a él pasada ya la una de la tarde, en un momento en que se esperaría que ya debieran estar en sus casas o en dirección a ellas.

El que un grupo le pegue a uno solo es una figura que debo subrayar, habla de la cobardía, grita sobre la insolidaridad, dice de la indefensión y el desamparo. Nadie me va a decir a mí que si ve a una persona que ha sufrido un atropello automovilístico se la ayuda, o si se ve a un damnificado se lo socorre. Al mototaxista, siendo una victima, nadie lo ayudó. Se entiende que los atacantes son delincuentes y andan en “mancha” y que esa es labor de la policía, ¡por supuesto que eso no es conmigo, yo que tengo que ver, a mí no me hacen nada!. ¡Qué mala suerte la del mototaxista, no tener a sus amigos cerca para que lo resguarden!, claro que también sus amigos no pueden estar con él todo el tiempo, “debe aprender a tener los ojos bien abiertos en este mundo de vivos” (Brice Echenique citado por mi coronel Teodoro Hidalgo Morey)

La situación de inseguridad que vive nuestro distrito no puede ser controlada por la PNP, sobrepasa su capacidad material y no podemos pretender que esté un policía permanentemente haciendo guardia delante del colegio, además eso no aumentaría significativamente la seguridad, el crimen bien podría producirse cerca del colegio y fuera de la vista del policía. Viva la jungla, viva la ley de la selva, viva la prehistoria, sálvese el que pueda.

Si lo que hay a nuestro alrededor es el descontrol, la realidad de la IE no puede ser la misma, de ser así retroalimentamos la vida social con lo negativo. Si el desorden nos rodea, no podemos nutrirlo desde dentro de la escuela pública, nuestra realidad debe ser eficiencia y orden.

Nuestros estudiantes vienen de ese ambiente violento que señalamos, es lógico que aprendan a defenderse, con todo lo que eso implica, -aprender de la malicia para defenderse- es cuestión de sobre-vivencia, pero deben encontrar en nuestra escuela pública una realidad distinta, un lugar donde la fuerza, la viveza y el ejercicio de la violencia física o verbal (la amenaza por ejemplo) no son las que gobiernan, eso es educar.

Son muchos los problemas que tiene nuestra escuela pública, (me refiero a nuestra Institución) no podemos con todos al mismo tiempo, no podemos enfrentarlos todos, no podemos solucionarlos todos, pero si debemos conocerlos todos y de alguna manera meditarlos, no somos una isla.

La informalidad no es ni puede ser nuestra norma. Si afuera ocurren accidentes, dentro de la Institución debe haber seguridad. Si los jóvenes afuera apuestan por la viveza y la criollada, el colegio les debe enseñar que existe otro mundo, un mundo donde los valores no son mentiras, no son apariencia. La institución debe vivir esos valores, no podemos resignarnos a que los valores se conviertan en un discurso vacío y demagógico, eso no es educar.

Atentamente

Imagen http://www.flordepochote.com/images/find-mototaxi.JPG

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